06 enero, 2014

Alteraciones

Se me acabaron las ideas. Tú y tu necedad han drenado día a día mi mente y toda imaginación contenida en ella. Ya no puedo vivir así, si es que ha esto se le puede llamar vivir. Varias noches por mi pensamiento ha rondado la idea de que desde el día que te conocí, la muerte me ha alcanzado.
Tal vez el culpable he sido yo. Tal vez mi silencio sigue siendo más fuerte que mi amor. Tal vez aún no has captado mis latidos, al estar cerca de ti. Si la culpa es mía, o recae en tus hombros, eso ya no me interesa.
Hoy, he venido dispuesto y tengo una propuesta que hacerte. Hoy, te ofrezco ser lo que tu quieras.
Si quieres llorar, sin que nadie te escuche. Si quieres desahogarte y que nadie se entere, seré tu noche. Tan serena y tranquila, que guardaré en mi pecho tus palabras y sollozos, y me limitaré a iluminar tu rostro con la luz de mis estrellas.
Si quieres olvidarte de todo, dejar atrás el pasado. Lavar tus culpas y sentirte renovada, seré tu lluvia. Caeré por tu ventana para que me veas diluyéndome junto al cristal. Caeré sobre ti cuando camines por la calle, y de manera delicada recorreré tu piel para hacerte sentir libre de todos tus errores y agonías.
Si quieres seguir adelante, sin mirar atrás. Si quieres conocer nuevos horizontes y vivir nuevas experiencias, seré tu camino. Siempre estaré ahí para ti, de manera fuerte y segura, esperando que me recorras y que, al finalizar ese recorrido, al lugar al que llegues sea mejor que donde estás. Si no es así, te acompañaré en silencio, siempre, hasta que encuentres un lugar donde puedas ser feliz.
Si no quieres nada, ni a nadie cerca. Si quieres simplemente cerrar tu mente y descansar, seré tu soledad. No diré nada, no haré nada, pero estaré junto a ti, para abrazarte en medio de la oscuridad cuando tu lo creas necesario.
Pero por favor, desde el fondo de mi alma te lo pido. No me obligues a ser tu olvido. No me pidas amor, ser algo imposible.

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