22 septiembre, 2013

La canción de tu despedida

Y amanece otra vez. El sol destruye todo rastro de la noche y tu nombre aún sigue rasgándome la piel;
no, no lo olvidé.
Hoy solo pienso en ti, en como sería esta historia si estuvieras aquí, si no hubiéramos tenido que decirnos adiós, si no hubieras tenido que decir me voy. Recuerdo bien aquella noche trágica de tu despedida, en tu rostro se reflejaba tristeza y temor, y en el mio, dolor.
¡Quédate! Cada mirada tuya me obligaba a gritar, desgraciadamente por miedo, lo único que hice fue callar, tragarme mis deseos, quedarme de pie y verte volar.
¡Regresa a mi! El frío de mi cuerpo añora tu ser, mis ojos se consumen por volverte a ver. Prometo que te arroparé entre mis manos y no te dejaré.
Ya no es ayer, observo la ventana y comienza a llover. Extraño tu perfume, tu sonrisa y tu desnudez. Hoy, hoy solo hay hiel.
Confía en mí, lo mejor que hiciste fue salir de aquí, antes de enamorarme lograste huir y ahora solo queda aprender a vivir, sin ti...

17 septiembre, 2013

Sin destino

Una vez más, la vida me da la oportunidad de renovarme en todos los aspectos. Esto ya me lo sé. Esto ya lo viví. De nueva cuenta, el destino me vuelve a dejar las manos vacías para que juegue con ellas, que invente y que amé con ellas.
Esta parte de mi vida parece una rutina constante, las cajas llenas de libros y de revistas, de algunos recuerdos de esos lugares mágicos que mis pies han recorrido en los últimos años; una mochila con las cartas de amor que no han sido enviadas, los recuerdos de amantes que se han perdido en el transcurso de la vida, mi computadora y una libreta que es mi compañera desde hace varios años, y que, como fiel amiga, recibe mis lágrimas, mis sonrisas, mis abrazos y hasta mis enojos, al escribir en ella.
Dos maletas con algunas prendas de vestir, esa gabardina ceremonial de tono oscuro que me acompaña siempre en las noches de frío y desvelo, va colgada de mi brazo.
Por último, mi guitarra, esa compañera de anécdotas incontables, que ha enamorado a más de una mujer con sus acordes, y que ha hecho enojar a otro tanto más, cuando son víctimas de una canción de desamor por las noches; ella, ella va en un lugar muy especial, junto a mi en todo el viaje, cual si fuera acompañándome, observando por la ventana los viejos paisajes que he recorrido una y otra vez.
No, no estoy listo para marcharme, pero así es mi vida de caótica, así es mi estadía, efímera y volátil, así soy yo, un vagabundo de la vida, sin rumbo y sin sentido...

04 septiembre, 2013

Te busco

Me sentía más solo que nunca. Fracaso tras fracaso, mi vida se fue llenando de marcas que ya no podían ser borradas. El dolor ya se había convertido en algo normal y la mayoría de mis noches, carecían de sentido.
Y de pronto, así de la nada, apareciste tu. Tan libre, tan rebelde, tan perfecta. Te metiste en mi vida sin pedir permiso, y llenaste mi vida de tu aroma, de tus locuras, de tus miedos.
La soledad continua, las huellas de los fracasos aún siguen vigentes y el dolor me acompaña día a día. Por si fuera poco, tu ya no estás aquí.
Así es como me di cuenta, que las historias de amor se terminan un día, y que, regularmente, dejan más tristeza que alegría.
Ahora me encuentro vagando por las calles de la ciudad que tu frecuentabas, y visitando las cafeterías y los bares a donde íbamos juntos. Hoy vivo buscándote. Solo quiero verte una vez más, para darte las gracias por todos los bellos momentos y por cada uno de tus besos, y para decirte que te odio.

02 septiembre, 2013

Típica noche, trágica noche

Es esta amarga y nocturna soledad, sentado junto a mi ventana, las horas pasan lentamente. Nada es igual, verdaderamente, ya nada es igual.
Veo la luna sin emoción, ahora solo es un satélite empeñado en existir bajo la luz de otro. Las estrellas, las malditas estrellas en su mayoría han explotado. La lluvia me cala hasta los huesos y el frío me hace sentir débil, tan frágil.
El silencio de mi habitación, grita tu nombre. ¿Cómo puedo callar, algo que no habla?
La taza de café está vacía, y el vino se ha terminado. Carajo, ¿es qué puede haber algo peor?
Desgraciadamente si. Tu ríes y le regalas esas sonrisas a él. ¿Y yo? Aquí, jodido, añorándote...